“¡Qué lindo ir a pasar unos días en contacto con la naturaleza!”
Seguro escuchamos y dijimos esto muchas veces, y sinceramente es algo que me enoja un poco a veces. Sí, me enoja cuando la persona que lo dice va a “la naturaleza” en sus vacaciones, quizás 15 días por año, disfruta el paisaje, saca fotos, recorre y colecciona anécdotas y momentos, y también souvenirs y una remera con las especies autóctonas etc.
Pero esa misma persona vuelve a la ciudad y los siguientes 350 días del año ignora por completo todo el impacto que tienen sus acciones de cada día en “la naturaleza”. Como si fuera algo completamente ajeno a su vida diaria en la ciudad. Como si “la naturaleza” que merece admiración y cuidado fuera sólo una selva virgen, o un lago espejado.
En parte entiendo que lo sientan así. La sociedad hace no tantas décadas migró masivamente del campo a las ciudades y hoy vivimos en moles de cemento, entre un piso de asfalto, paredes de ladrillos y cielos recortados. Vivir en ambientes urbanos nos permitió ganar la facilidad de tocar una ficha y tener luz eléctrica, la conveniencia de conservar alimentos refrigerados por más tiempo y la comodidad de girar una perilla y tener agua de red entre otras cosas.
Tenemos tan incorporado que contamos con todas estas facilidades, que las damos por sentadas y nos olvidamos que aunque sea indirectamente, TODO lo que tocamos, consumimos y miramos, proviene de “la naturaleza”.
Hasta las cosas urbanas más trendy e instagrameables son parte de “la naturaleza”. Empieza el día y las redes se llenan de vasos con nombres escritos o tazas y alguien orgulloso dice #ButFirstCoffee. ¿Qué tiene eso de natural si está en un vaso descartable?
Bueno, empecemos por que el café viene de una planta, cuando lo tomemos quizás el “paisaje” que vemos es urbano, pero ese café que consumimos también es “la naturaleza”. La taza de cerámica, o el vaso de papel, la ropa de algodón, viene de “la naturaleza”.
Y cuando se nos termina el café ¿Ese vaso descartable (que no, no es reciclable) a dónde va? Con “buena” suerte (!) quedará enterrado toda la eternidad, pero también es posible que termine quemado o en un curso de agua… tierra, aire o mar. Es decir que tarde o temprano va a volver a “la naturaleza” pero lo hará en forma de un residuo eterno, o en forma de gases y sustancias contaminantes.
Cuando esa persona va a “la naturaleza”, sonríe y se saca una foto con el paisaje pristino, en la playa, el bosque o la montaña, disfruta su contacto con “la naturaleza” y después vuelve a la ciudad y vive completamente desconectada de la naturaleza, consumiendo y descartando sin pensar… eso no está bien.
Ir a “la naturaleza”, pasear en espacios verdes, entre árboles y vegetación no sólo es hermoso, también es necesario, está demostrado incluso que pasar tiempo en “la naturaleza” es bueno para nuestra salud. Disfruto y necesito ir a “la naturaleza” con frecuencia, no pretendo que dejemos de ir.
Me enoja cuando al volver nos desvinculamos completamente de esa experiencia y tomamos “la naturaleza” como algo aislado, como si sólo estuvieramos en contacto con ella cuando es pristina, virgen y exótica.
Necesitamos trasladar la conexión que sentimos con la naturaleza en esos viajes, a nuestras acciones cotidianas y nuestra preocupación por el impacto ambiental que tenemos cada día también cuando volvemos a la ciudad.
Es imposible tener impacto cero (ya dijimos muchas veces que #zerowaste no es cero literal), y tampoco quiero vivir en el campo, pero uno puede consumir a conciencia y hacer un esfuerzo para reducir su impacto o estar completamente desconectado del origen y el destino de lo que consume.
¿Qué tiene que pasar para que yo tenga luz cuando toco el interruptor? ¿Qué pasa antes de que el agua salga de mi canilla? ¿De donde se extrae este material? ¿A dónde va a parar esto cuando lo descarte?
Todo viene y todo vuelve a “la naturaleza”. Aplica a absolutamente todo. Brevemente mostré el café, pero podes elegir cualquier cosa y hacer el ejercicio de buscar el origen del material de cada objeto. Si tenes más curiosidad, podes buscar videos en YouTube sobre cómo se hace eso (como los de este chico que hace todo desde cero) seguro te vas a sorprender!
Si vamos a pasar nuestros días de vacaciones en algún lugar “natural”, no nos olvidemos traernos la conexión de regreso y tratar de cuidar “la naturaleza” también desde la ciudad.
¿Te pasa algo así con la frase? ¿Te sentís conectado o desconectado de la naturaleza en la ciudad? ¿Qué te pasa cuando viajas a “la naturaleza”?
¡Charlemos!
buenísima reflexión.
Es muy difícil, más allá de que yo lo haga (no se trata de mí ni de vos), lograr esa introspección que es la condición necesaria para tomar esa conciencia de la que hablás. Me da la impresión de que es tanta la superficialidad, la locura en la que se vive, que para el pensamiento “socialmente responsable”, no sólo con este tema si no con el saber que hay un otre ahí nomás, que necesita lo que vos tenés de sobra, falta muchíiiisimo tiempo. De todos modos, gracias por decirlo. Es más que un buen comienzo
Totalmente María! Vivimos en una vorágine que no nos permite pensar más allá de nuestro día a día, lo urgente, y no nos deja ver estas cosas que son super importantes! Gracias por tu comentario!