Dicen que esta frase la dijo Voltaire, y creo que es un buen resumen de lo que conversamos el viernes en la hermosa #ecotertulia que compartimos en Estancia Alvarez organizada por BAI cultura ambiental y en la que tuve el honor de ser invitada a hablar sobre este activismo imperfecto, que empecé a hacer sin muchas expectativas, y hoy me sorprende mucho la repercusión que está teniendo.
Esta cuenta no es mi primer proyecto activista, de hecho existe porque los proyectos que venía empujando fracasaron y necesitaba un espacio para volcar mi energía activista por “mi” causa. De hecho, antes había intentado hacer un blog “Camino al cambio” se llamó. Lo lancé, escribí 4 post y como el 5to nunca era lo suficientemente bueno, dejé de escribir. La búsqueda de la perfección me frenaba.
Y lo sigue haciendo, pero estoy aprendiendo a ignorar esa voz y responder “Hecho es mejor que perfecto”
(dicen que dice un poster en las oficinas Facebook)
Si no soy vegan, si a veces pido delivery, si un día me quiero comprar algo que no necesito, si uso ropa de marcas fast-fashion; si uso una servilleta de papel, si se me pasa una verdura en la heladera y la tengo que tirar ¿ya está? ¿Deja de tener sentido hacer otros esfuerzos?
Y si hago todo bien reduciendo, reutilizando, reciclando pero no activo para mejorar la vida de poblaciones vulnerables ¿esta mal? y al contrario, si dedico horas y horas a mejorar su vida pero como una hamburguesa ¿se cancelan mis puntos en el cielo? (guiño a “The good place”, si no la viste es una serie muy recomendable)
A veces esta exigencia de perfección viene del que no hace nada, y suena más a una excusa que a un deseo auténtico por que las cosas estén mejor. Exigen todo o nada. 0% o 100%. Blanco o Negro.
Si nos guiamos por esta radicalidad, tiremos todos la toalla, porque ya estamos cagados. Pero el activismo nace del optimismo y la esperanza, en contraposición a la contemplación pasiva (TIL eso se llama “quietismo”).
Cada día vamos a tomar decisiones. Cada día nuestras acciones van a tener un efecto. Y cada día podemos elegir qué efecto van a tener, puede sumar un poroto para el lado de la destrucción, o sumar un poroto para la construcción. Nosotros decidimos qué vamos a hacer con nuestro poroto.
Sepamos que aspirar a un cambio de hábitos profundo que va a contramano de lo que propone status quo no es fácil al principio. Tenemos que desaprender, desnaturalizar y romper con hábitos, creencias y prejuicios que están muy arraigados en nosotros, y eso cuesta un huevo.
Tengamos paciencia con nosotros mismos. Tengamonos autocompasión si no hacemos 100% pero no seamos condescendientes y por eso no hagamos nada.
Yo tengo muy naturalizada la separación en casa, no me cuesta tener 6 categorías de residuos. Pero mi desafío hoy es organizarme con la comida para llevar una alimentación más basada en plantas, que sea equilibrada y saludable. Eso me cuesta muchísimo, me rio cuando leo a veganos decir que es fácil. Avanzo por momentos y tengo mis recaídas. No por eso dejo de aspirar a mejorar. No voy al 100%, pero no me resigno a hacer 0%. A mi tiempo, ya lo dominaré.
Podemos tropezar, pero tenemos que seguir intentando. Hasta que el nuevo hábito deja de ser nuevo y pasamos a naturalizarlo y ya no cuesta, sale solo, hasta nos parece fácil.
Este proceso tenemos que atravesarlo con todo. Es un camino interior difícil, pero si lo hacemos convencidos de que el propósito vale la pena. ¿No crees?
¿Te pasa que la perfección te detiene para hacer un cambio que queres? ¿Cuál es el cambio que más te desafía ahora? ¿Alguna clave para callar esa voz de la perfección?
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