¿Fracasé en mi 2019?
Escribir cada año el post de logros del ciclo que se cierra y los objetivos del ciclo que se abre debería, según la creencia, demostrar una evolución, una mejora, los objetivos cumplidos y ambiciones multiplicadas. Pero no.
Releo los objetivos -en términos de consumo responsable- que dije que quería lograr a fines de 2018 y son exactamente los que podría repetir hoy, en las puertas del 2020. ¿Fracasé?
Con el tema de una alimentación basada en plantas fui y vine varias veces a lo largo del año, no logré organizarme para resolverlo, aunque sí probé muchas cosas nuevas; mi balcón está casi igual y aunque sí incorporé varias cosas de cosmética botánica, todavía uso algunos productos “comerciales”. ¿Falle?
“Fracasar no es no obtener el resultado esperado. Fracasar es no haberlo intentado”.
¿Qué tanto lo intenté? ¿Me esforcé por lograrlo o esperaba que suceda solo? ¿O no me importó?
Motivos para no lograr las metas que me auto-impuse hace 365 días habrá varios. Siempre podemos decir que #PasaronCosas. Quizás, pienso, ¿Será que fueron expresiones de deseo pero no compromisos asumidos? ¿Por qué no avancé como hubiera deseado?
Pero si en estos últimos 365 días no lo logré, no significa que no vaya a hacerlo nunca. Siempre pienso en un bebé aprendiendo a caminar. La cantidad de veces que lo intenta, que duda, que no tiene confianza, que se cae… pero lo vuelve a intentar ¿Por qué de más grandes pareciera que perdemos esa tenacidad y perseverancia tan natural en los bebes? Si abandonáramos el ‘aprender a caminar’ tan rápido como bajamos los brazos cuando algo nos cuesta un poco casi nadie caminaría.
TODAS las cosas nuevas cuestan al principio. Especialmente si se trata de un cambio de hábito profundo, va a costar más, y dependiendo del contexto va a costar un poco más. A algunos ciertas cosas les cuestan más, otras menos. Pero sólo vamos a fracasar si no lo intentamos, si desistimos con la primera caída.
Cambiar el concepto de ‘basura’ que tuvimos toda la vida lleva un tiempo. Compostar tiene un periodo de aprendizaje. Empezar a usar productos alternativos requiere algo de acostumbramiento. Cambiar la alimentación requiere muchísima información, apropiarse de la cocina, dedicarle cabeza y tiempo. Es mentira que cambiar “es re fácil”. Es fácil cuando ya cambiamos, mientras tanto es difícil.
La clave es tener clara la motivación ¿Por qué quiero hacer____? Si tengo clara la razón detrás del cambio es más probable que me comprometa, que lo intente, falle, lo vuelva a intentar, e insista hasta que logre el objetivo.
Pintó más reflexivo que balance. Los logros, aprendizajes y metas para el 2020 los dejaré para otro post.
¿Te pasó algo parecido? ¿Sentís a veces que ‘es muy difícil’? ¿Te sirve tener presente el por qué de los cambios, o tenés otras tácticas para mantener la motivación y seguir intentando?
Ah, y que tengamos un muy buen fin de año, nos leemos el año que viene!
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